Dos horas después de la explosión de un camión bomba junto a la escuela Marco Fidel Suárez de la Fuerza Aeroespacial, en Cali, la Dirección de Inteligencia Policial (Dipol) y los Batallones de Inteligencia Militar (Baimi) empezaron a enviar radiogramas clasificados a las bases de las Fuerzas Militares y las comandancias de Policía del país, especialmente a las ubicadas en las principales capitales. El mensaje era claro: máxima alerta en los alrededores, ante la inminencia de otros ataques terroristas. En Medellín, Bogotá y Popayán se activaron las fuentes humanas y sistemas de defensa, de manera sutil para no esparcir el pánico en la población civil.

La alarma generó temor en muchos uniformados, que apenas se estaban reponiendo del impacto moral que les dejó la emboscada con tatucos, dron

See Full Page