En México, los personajes malvados de las telenovelas son tan adorados como odiados. Chantal Andere lo sabe bien: lleva décadas en el imaginario colectivo por sus papeles como Angélica Narváez en Marimar o Estefanía Bracho en La usurpadora.

Todavía hay quienes recuerdan aquella escena en Marimar donde Angélica obligó al personaje de Thalía a recoger una pulsera del fango con los dientes y, para colmo, la acusó de ladrona, una humillación que desencadenó la quema de su choza y la muerte de sus abuelos.

Fue un acto de villanía que marcó a toda una generación de televidentes.

“He sido muy feliz con mis villanos”, reconoce la actriz en entrevista con EL UNIVERSAL . “En algún momento dije: ‘ya, me gustaría hacer algo distinto’. No porque reniegue, sino para retarme y pr

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