CDMX.- El Gran Ayoro, torero de cartel, llegó a su casa después de la corrida con el vestido -así se llama el traje de los matadores- hecho garras, la cabellera desgreñada, tundido, lacerado y arrojando sangre por los nueve orificios naturales de su cuerpo. «¡Ozú, ninio! -se espantó al verlo su mujer-. ¿Te cogió el toro?». «¡Nomás eso le faltó al maldito!» -exclamó con rencoroso acento el diestro. Cuando un hombre soltero trae cara de felicidad ya podemos imaginar por qué. En cambio cuando un hombre que tiene 20 años de casado se ve feliz, eso da motivo para sospechar. Lo más probable es que ande enyeguao, como se dice en el norte del hombre de madura edad que tiene relación -generalmente clandestina- con mujer joven. Así, con una sonrisa de satisfacción, andaba don Chinguetas. Es un marid

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