Fue una semana para el olvido. El gobierno, que había arrancado con un buen lunes al colocar fondos a una tasa más baja, recibió dos cachetazos legislativos, uno en cada cámara, y además tuvo que administrar la crisis desatada por eventuales hechos de corrupción.

Últimamente luce como un boxeador golpeado en el décimo round, sin capacidad de reacción y solo pudiendo defenderse de los golpes de su adversario. Todas sus reacciones políticas parecen en cámara lenta. A duras penas en esta semana pudo meter una cuña entre los gobernadores para licuar el apoyo al proyecto de distribución de los ATN. Luego pensó -ilusoriamente- que iba a poder desactivar el rechazo al veto por los fondos para discapacidad con un tuit del vocero presidencial. Habría que recordarle que los gobiernos no comentan

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