Si Wimbledon es sinónimo de tradición, el Open de Estados Unidos es el Grand Slam de la opulencia. En esta edición, como de costumbre, el torneo va a más: más dinero en premios (4,3 millones de euros para los campeones individuales), más novedades (por primera vez el cuadro individual empieza en domingo, y se han reinventado los dobles mixtos) y más emoción (con el número uno del mundo masculino y femenino en juego).
Los neoyorquinos sueñan con ver un nuevo episodio de la serie Sincaraz , la rivalidad entre Sinner y Alcaraz, que ya va por el capítulo 14. Entre ellos se han repartido los siete últimos Grand Slams y van a por el octavo. “Carlos y yo compartimos grandes trofeos, pero las cosas pueden cambiar. Si no seguimos mejorando, otros jugadores nos van a alcanzar”, asegura el tenista