La psicología, en su afán por descifrar la mente humana, ha incursionado en prácticas que hoy resultan escalofriantes. Uno de los experimentos más perturbadores fue el de Little Albert, donde John B. Watson condicionó el miedo en un bebé, al asociar ruidos fuertes con la presencia de una rata blanca. El estudio terminó dejando secuelas éticas, por la falta de consentimiento y la posible angustia duradera del infante.

Otro caso emblemático es el Monster Study, llevado a cabo en 1939 por Wendell Johnson, donde 22 huérfanos fueron engañados con refuerzos negativos en torno a su habla. Varios desarrollaron problemas de autoestima y trastornos del habla, recibiendo una indemnización décadas después.

En el terreno de la obediencia, el experimento de Milgram demostró que personas comunes podían

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