Era una tarde como cualquier otra. Mi cliente, a quien llamaremos Carlos, se encontró con una sorpresa en Facebook. En una publicación, una persona lo acusaba con nombre y apellido, de haber robado materiales de construcción, con afirmaciones del tipo "ese chorro se llevó materiales de construcción". Lo más grave era que los materiales robados nunca existieron, y las acusaciones eran totalmente falsas. La publicación se viralizó, y los comentarios de odio se multiplicaron. En cuestión de días, la reputación de Carlos, construida durante años, se vio manchada y su trabajo se vio afectado.

Hoy, la persona que lo acusó, a la que llamaremos Ana, no solo enfrenta una querella penal por calumnias e injurias, sino también una acción civil millonaria por daño moral. Carlos le reclama una suma con

See Full Page