Hasta poco tiempo atrás, autismo era un término limitado a ámbitos científicos para nombrar ciertos trastornos del neurodesarrollo.
Por diversas razones, hoy aparece en conversaciones cotidianas -muchas intuitivas, muchas infundadas- lo que altera el sentido de modo sensible.
Se pronuncia autismo tanto como diagnóstico, como prejuicio e incluso como insulto, según quién y cómo se aplique.
Comencemos con algunas definiciones formales.
Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales (DSM-5 texto revisado, 2022) el ahora llamado trastorno del espectro autista (TEA) reúne “deficiencias persistentes en la comunicación e interacción social, y patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades”.
Por su lado, la Real Academia Española -siempre