La indolencia es la mayor de las crueldades que podemos practicar como sociedad. Indolencia ante la violencia, frente al dolor de los demás, las injusticias y cualquier manifestación de maldad que hace sufrir a las personas que son más vulnerables.
Acostumbrarnos a presenciar en directo los crímenes de guerra contra la sociedad civil, contra mujeres y niños indefensos, matándolos de hambre nos hace una peor sociedad, pero también peores personas.
Ni tan siquiera la declaración de Naciones Unidades de hambruna catastrófica en el norte de Gaza conforme a la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (CIF) ha sacudido nuestras conciencias.
Esa declaración tiene rostro humano, son 132.000 niños menores de cinco años y casi 55.000 mujeres embarazadas o lactantes las viven en esta si