Cada vez que oigo a alguien iniciar un razonamiento con frases del tipo “eso es propio de la Edad Media” o durante el siglo tal o cual pasaba esto o aquello, desconfío de la conclusión a la que pueda llegarse. Pretender que mil años de historia de la Humanidad puedan condensarse en unas líneas o que todo un siglo se desarrolle sin cambios resulta tan pretencioso que sobrepasa con mucho lo grotesco. Pero, acostumbrados como estamos a condensar cualquier periodo histórico en un libro, cuando no en una película o un documental y hasta en un artículo de prensa, tendemos a pensar que en otros momentos los acontecimientos se agolpaban y hoy, en cambio, parecen salpicarnos sin llegar a mojarnos ni desembocar en nada.
Los sucesos que nos cuenta un documental de los que tan habitualmente podemos d