Al final de cuentas se cumplió la expectativa de usar el caso para mejorar la imagen y popularidad del gobierno de Donald Trump, pero fracasó el morbo por saber qué negoció, qué habló y qué calló el capo para librar la pena de muerte.
Más por la espectacularidad mediática que por estricto acto de justicia, la tierra en la que Ismael Zambada García nació y construyó el imperio del narcotráfico se mantuvo ayer en vilo por la tan anunciada declaratoria de culpabilidad de parte de “El Mayo”, aceptando cargos criminales por conducir al Cártel de Sinaloa, al cual las leyes de Estados Unidos catalogan como empresa de delincuencia organizada. Al final de cuentas se cumplió la expectativa de usar el caso para mejorar la imagen y popularidad del gobierno de Donald Trump, pero fracasó el morbo por s