Arabia Saudí y Qatar han expresado su disposición a invertir en una nueva zona económica en el sur de Líbano, cerca de la frontera con Israel. Este proyecto tiene como objetivo generar empleo para los miembros del grupo miliciano Hezbollah y sus seguidores, en el contexto de la entrega de sus armas. Tom Barrack, enviado del presidente Donald Trump para Oriente Medio, hizo estas declaraciones el martes en Beirut, tras visitar Israel y Siria.
Barrack se reunió con autoridades para discutir la situación en Líbano, especialmente después de que el gobierno libanés decidiera desarmar a Hezbollah antes de que finalice el año. Sin embargo, el líder de Hezbollah ha rechazado este plan, afirmando que no entregará las armas. En respuesta, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, indicó que las fuerzas israelíes podrían comenzar su retirada del sur de Líbano, en respuesta a la "trascendental decisión" del gobierno libanés.
El ejército libanés, con el respaldo de Estados Unidos, está trabajando en un plan para el desarme de Hezbollah, que debe completarse para finales de agosto. El gobierno tiene programada una reunión el 2 de septiembre para debatir y votar sobre este plan. Barrack subrayó la importancia de inyectar dinero en el sistema económico, mencionando a Qatar y Arabia Saudí como socios dispuestos a financiar el proyecto.
"Tenemos que hacer que el dinero entre en el sistema. El dinero vendrá del Golfo", afirmó Barrack, quien también destacó que alrededor de 40.000 personas reciben pagos de Irán por su participación en la milicia. Insistió en la necesidad de ofrecer alternativas económicas, advirtiendo que simplemente desarmar a Hezbollah sin proporcionar medios de vida no es una opción viable.
En cuanto a la posible negociación directa de Estados Unidos con Irán sobre el futuro de Hezbollah, Barrack no ofreció una respuesta clara y cerró la conferencia de prensa. Además, se refirió a la misión de paz de la ONU (UNIFIL) en el sur de Líbano, indicando que Estados Unidos prefiere aumentar el apoyo financiero al ejército libanés en lugar de reforzar el presupuesto de UNIFIL, aunque respalda la prórroga del mandato de la misión de la ONU por un año más.
La situación en Líbano ha sido tensa desde el ataque de Hamas contra Israel el 7 de octubre de 2023, lo que llevó a Hezbollah a lanzar cohetes sobre la frontera, desencadenando una guerra a gran escala en septiembre de 2024. Según el Banco Mundial, este conflicto ha resultado en más de 4.000 muertes y daños materiales por valor de 11.000 millones de dólares en Líbano. Un alto el fuego mediado por Estados Unidos puso fin a la guerra en noviembre, aunque Israel continúa realizando ataques aéreos diarios, causando la muerte de decenas de combatientes de Hezbollah.
Amnistía Internacional ha informado que más de 10.000 edificios en el sur de Líbano han sido gravemente dañados o destruidos entre octubre de 2024 y enero de este año, alegando que las fuerzas israelíes podrían haber violado el derecho internacional al destruir propiedades civiles tras el cese de los combates.