No escribo estas líneas con ligereza ni resentimiento. Lo hago desde la responsabilidad y la ética, consciente del peso que conlleva haberlo respaldado en su camino a la Alcaldía de Tunja y haber creído sinceramente en su proyecto político. En su momento, defendí su candidatura convencido de que representaba la única alternativa que nos habían dejado los mismos candidatos de siempre con sus prácticas clientelistas y corruptas, frente a un modelo de administración que había dejado de escuchar a la ciudadanía. Lo apoyé porque creí que usted encarnaba una promesa de transparencia, eficiencia y verdadera vocación de servicio público.

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Hoy, con pesar, pero con claridad, debo reconocer y decirle que esa promesa se ha quebrado. No ha sido un solo hecho el que me lleva a hacer pública

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