La longevidad en nuestra porción del mundo no hace más que alargarse. Si la mala suerte, los hábitos o nuestro propio cuerpo no lo impide, nos es dado pensar que podemos superar los noventa años de vida. Y aunque es cierto que hay un mensaje de que los sesenta son los nuevos cuarenta, que es posible ser un objeto sexual a los setenta, y reiniciarte sin límite de edad siempre que comas dos veces al día yogur, desde los cincuenta ya empiezan a hacerte sentir viejo. Tenía su sentido cuando te morías a los seis años, pero ¿lo tiene ahora que a los cincuenta te quedan por vivir la eternidad de cuarenta años más?
Los ves deambular igual en vacaciones por la ciudad con o sin perro, con o sin nietos
La escritora Marta Sanz habla de ese empeño en inocularnos la idea de la vejez prematura. Todo va