En México, el mezcal no es solo una bebida: es historia, es cultura y es raíz. Cada gota cuenta la memoria de nuestras comunidades, el conocimiento transmitido por generaciones y el esfuerzo de quienes, con sus manos, transforman el agave en un símbolo de identidad nacional.

En este camino, las mujeres han cobrado un protagonismo cada vez más visible. De norte a sur, y también en el Estado de México, son ellas quienes cultivan, destilan, embotellan y defienden con orgullo este patrimonio que hoy conquista paladares en el mundo.

Su presencia rompe estereotipos en una industria tradicionalmente masculina. Las mujeres mezcaleras no solo producen, también innovan: crean marcas propias, se organizan en cooperativas, impulsan rutas turísticas y convierten el mezcal en una plataforma de desarro

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