Un costal y un perro suelen ser sus compañeros permanentes. Pero, si han tenido algo de suerte, suelen ser más costales y más perros.

Duermen en los andenes, quizá en la banca de un parque y están por todos lados de Cali . De hecho, los estimativos apuntan a que son al menos seis mil.

Parecen invisibles, pero de repente asustan a alguien al pedirle un pan o una moneda. Entonces, una reacción bastante común es la de voltear la mirada hacia otro lado o apurar el paso. Es como si esos caleños quisieran quitarse de encima el peso de la realidad con la que se acaban de chocar en cualquier calle o en cualquier esquina.

Ubicados en los márgenes de la ciudad, los habitantes en situación de calle con frecuencia se enfrentan al desdén de la ciudadanía. | Foto: Jorge Orozco

Aun así, existen

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