La línea entre lo humano y lo artificial se vuelve más delgada con cada avance tecnológico. En los últimos años, las interacciones con inteligencias artificiales (IA) han pasado de ser funcionales a profundamente emocionales.
Desde asistentes virtuales hasta chatbots románticos, cada vez más personas afirman sentir conexiones reales, incluso amorosas, con estas entidades digitales.
Esto plantea una pregunta inquietante pero necesaria: ¿estamos amando a una conciencia o solo respondiendo a un algoritmo diseñado para parecérselo?
El auge de los vínculos emocionales con IA
Aplicaciones como Replika, Anima o incluso asistentes con personalidad como ChatGPT o Alexa , están siendo usadas por millones de personas en todo el mundo no solo para obtener respuestas, sino para hablar de sus emoc