Quito, 27 ago (EFE).- La calidad de los productos locales, el reconocimiento internacional, el incesante interés de la ciudadanía y del turista por el buen comer y, sobre todo, la paciencia y el trabajo de quienes hace una década apostaron por poner en valor la cocina nacional, han elevado a Quito, capital de Ecuador, como un destino gastronómico en el panorama mundial.
La capital se encuentra en mitad de la cordillera andina, lo que permite producir cafés especiales del Chocó Andino, hortalizas de altura de valles de Tumbaco y de Los Chillos, lácteos y derivados de zonas como Nono y Calacalí, y productos como quinua y maíz, tan clásicos e indispensables en las recetas quiteñas.
Restaurantes de renombre como Nuema, Tributo o Clara, todos ellos asentados en la capital de Ecuador, se cuela