Francia vive una crisis política y financiera que se agrava cada día y que amenaza con consecuencias imprevisibles no solo para el país vecino sino para todo el continente europeo. Una crisis que puede estallar el 8 de septiembre, fecha en la que el Parlamento votará una moción de confianza presentada por el primer ministro, François Bayrou, y cuyas posibilidades de salir adelante parecen en este momento remotas.
Todo arranca el 15 de julio, cuando el premier francés anunciaba que el país se halla en una situación económica insostenible ante el crecimiento imparable de la brecha entre ingresos y gastos públicos. Debido a esa situación límite, Bayrou declaró que Francia necesita ahorrar 44.000 millones de euros y desgranó un paquete de recortes de envergadura –pensiones y salarios públicos