EL PRESIDENTE del Senado de la República, Gerardo Fernández Noroña, está de nuevo en el centro del huracán, luego de que periodísticamente, se reveló que adquirió una vivienda con un valor mínimo de 12 millones de pesos.
La cuestión no es la compra en sí misma, sino la opción por los pobres, la austeridad y primero el pueblo: la mansión está muy lejos del decálogo morenista , que por cierto ningún personaje practica, es en realidad letra muerta.
Noroña se autonombra franciscano, buen hijo del pueblo , y sin un ápice de vergüenza, agrega que “no tiene por qué ser austero”, aunque el pueblo a conveniencia, no se le cae de la boca.
Lo que cala dicen, es la incongruencia y la descaradez de este personaje ; la prepotencia, la arrogancia, más la desfachatez para burlarse del pueblo y