¡Parece un mal chiste, pero tristemente no lo es! La kakistocracia —del griego kakistos (el peor) y kratos (poder)— ha encontrado tierra fértil en Colombia. Este término, que define un gobierno dirigido por los peores, describe a la perfección el mandato de Gustavo Petro, coincidencialmente apodado el Kakas por sus compas del M-19.

Esta administración ha elevado la incompetencia a un arte, con un desfile de mentiras, escándalos, nombramientos absurdos y promesas rotas. Los colombianos observamos con indignación cómo los peores dirigen el destino de la nación, mientras el ‘cambio’ prometido se convierte en una tragicomedia de antivalores.

En Colombia, el clientelismo y la corrupción siempre han sido un lastre, pero bajo Petro el fenómeno ha alcanzado niveles épicos. ¡Qué paradoja! El

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