Cantabria, un rincón que parece haber permanecido intacto por el tiempo, esconde dentro de su paisaje agreste y montañoso una joya de la naturaleza y la historia: la finca Botín. Esta propiedad, situada en el municipio cántabro de Reocín, no solo es el refugio veraniego de una de las familias más poderosas de España, sino también un espacio privilegiado donde historia, botánica y belleza se entrelazan.

Un legado familiar y un jardín único

La finca Botín, antigua propiedad de Marcelino Sanz de Sautuola, descubridor de las célebres pinturas rupestres de Altamira, alberga uno de los jardines más impresionantes de la región. Con una historia que data del siglo XIX, el jardín fue originalmente concebido por Sautuola, quien, además de ser un ferviente protector de la cultura y la naturaleza, tenía una profunda admiración por el estudio botánico. El resultado de su dedicación es un paisaje donde especies autóctonas y exóticas se mezclan en perfecta armonía, creando un refugio para todo aquel que desee sumergirse en su belleza única.

Uno de los grandes atractivos de este jardín es su magnolia grandiflora , que se encuentra entre los ejemplares más antiguos y grandes de Europa, con más de 200 años de historia. Esta planta, que resplandece cada temporada con sus grandes flores blancas, es solo uno de los muchos tesoros naturales que habitan en este espacio, también conocido por albergar una sequoia sempervirens de más de 40 metros de altura y un singular ginkgo biloba, conocido por ser un fósil viviente.

La finca Botín: un Bien de Interés Cultural

Desde 1980, la finca Botín está protegida como Bien de Interés Cultural (BIC) , lo que garantiza su conservación y preservación para las futuras generaciones. Este reconocimiento no solo resalta su importancia histórica, sino también su valor como espacio natural único en Cantabria. Cada primer y tercer miércoles del mes, los visitantes pueden acceder de manera gratuita a la finca entre las 9:30 y 11:30 horas, y sumergirse en la paz y la historia que se respiran en cada rincón del jardín.

Sin embargo, más allá de su valor como jardín botánico y espacio cultural, la finca también es un lugar de celebración para la familia Botín. Recientemente, ha sido escenario de un evento muy especial: la pedida de mano de Huberto Botín-Sanz de Sautuola d'Ornano , nieto del reconocido banquero Emilio Botín, quien celebró este momento en el marco de los espectaculares jardines junto a su pareja, Andreina Culebras , en un emotivo acto rodeado de los suyos.

Un homenaje a la naturaleza y a la historia familiar

El jardín de la finca también se distingue por contar con un espacio dedicado a la memoria familiar. Aquí se erigen varios monumentos conmemorativos, como una escultura que honra el descubrimiento de Altamira realizada por Jesús Otero, y un medallón dedicado a Víctor de la Serna , amigo cercano de la familia. Además, la propiedad alberga una capilla privada donde descansan los miembros más ilustres de la familia Sanz de Sautuola, como Marcelino y su hija María.

El jardín contemporáneo y sus elementos evocadores

Desde los años 80, el jardín ha sido enriquecido con nuevas áreas diseñadas por la paisajista Carmen Añón. Este "nuevo" jardín, que se extiende sobre terrenos agrícolas previamente dedicados a la "mies de Argudín", presenta una serie de espacios muy bien diferenciados. Uno de los elementos más sorprendentes es el estanque de los espejos , que refleja el entorno y crea un efecto visual que evoca un paisaje casi surrealista. Además, la finca alberga un gran lago con cascada , una huerta ornamental , y una zona de viveros , todos ellos lugares que invitan a la contemplación y al disfrute de la naturaleza en su estado más puro.

Un enclave de lujo, cultura y naturaleza

La finca Botín no solo es un lugar de disfrute privado para la familia, sino también un patrimonio vivo que conecta el pasado con el presente. El legado de Marcelino Sanz de Sautuola , el afán científico de su tiempo, y la visión naturalista de la familia Botín perduran en cada rincón de este enclave. A través de sus jardines, su historia y su naturaleza, la finca Botín se mantiene como un referente cultural y natural en Cantabria , un lugar donde la historia de la familia, la conservación de especies y la belleza de la tierra cántabra se encuentran para ofrecer una experiencia única a aquellos que tienen la suerte de conocerlo.