Las estadísticas del Ministerio Público revelan un preocupante aumento en la criminalidad en Perú. Actualmente, se registran un promedio de 16 denuncias por sicariato al mes a nivel nacional. Además, delitos como homicidio simple y calificado han aumentado más del 100 % entre 2020 y 2024.

El pasado viernes, un trágico suceso conmocionó a la comunidad de Puente Piedra. Freny Genaro Ramos Santos, un estudiante universitario de 28 años y mototaxista, fue asesinado por un pasajero. Tres días antes, su empresa había recibido una carta de extorsión. En otro incidente, cinco miembros de una familia en el Callao fueron atacados a balazos, aunque resultaron con heridas leves. Estos casos son solo ejemplos del creciente terror que sienten los ciudadanos ante la violencia de extorsionadores y sicarios.

Una encuesta de Datum de abril indica que el 80 % de la población cree que el Gobierno carece de una estrategia efectiva para garantizar la seguridad. El Ministerio Público ha publicado un informe que muestra un aumento alarmante en las denuncias de delitos. Las denuncias por extorsión se incrementaron casi diez veces desde 2020, pasando de 2,305 a 21,746 en 2024. En 2023, se registraron 21,247 casos, y hasta julio de este año, ya se contabilizan 16,461 denuncias, con un promedio mensual de 2,352.

En cuanto al sicariato, las cifras también son preocupantes. En 2020, se registraron 39 denuncias, cifra que aumentó a 185 en 2024. En los primeros siete meses de 2025, ya se han acumulado 110 denuncias, con un promedio de 16 al mes. Lima Metropolitana y La Libertad son las regiones más afectadas por este tipo de delitos.

Los homicidios también han visto un aumento significativo. En 2020, se denunciaron 6,367 homicidios, cifra que creció a 13,476 en 2024. Hasta julio de este año, se han registrado 8,227 casos. Además, los delitos cometidos por funcionarios públicos han aumentado, con 19,821 denuncias hasta julio de 2025, lo que refleja una creciente preocupación por la corrupción y el abuso de poder.

El panorama de la seguridad en Perú es desalentador, y la población se siente cada vez más vulnerable ante el aumento de la criminalidad.