El superintendente del estado ha anunciado que los docentes que provengan de los bastiones demócratas de Nueva York y California deberán realizar una prueba si quieren conseguir el puesto de trabajo

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Oklahoma realizará exámenes ideológicos a los nuevos profesores para evaluar su alineamiento con lo que el estado considera valores estadounidenses y descartar a “adoctrinadores marxistas” y woke. El test, que constará de unas 50 preguntas, está dirigido principalmente a los candidatos que provengan de los estados de Nueva York y California, dos de los grandes bastiones demócratas del país. La medida supone un nuevo paso de la agenda conservadora que el estado republicano está desplegando en los centros de enseñanza.

“Nos aseguraremos de que solo los mejores y más brillantes den clases en Oklahoma, no los adoctrinadores marxistas”, anunció en agosto el superintendente de Oklahoma, Ryan Walters. “Están tratando de manipular la mente de nuestros niños para convertirlos en luchadores por la justicia social, en lugar de dar a los niños el talento para conseguir un buen trabajo y vivir una buena vida”. Walters justifica la decisión asegurando que los estándares educativos de California y Nueva York son “antitéticos”.

En declaraciones posteriores al Washington Post, dijo que “se trata de un enfoque muy ‘America First [EEUU primero]”, uno de los principales lemas del nuevo Gobierno de Donald Trump. De hecho, Walters ha convertido la medida en otra arma arrojadiza contra el gobernador de California, Gavin Newsom. El líder demócrata se ha convertido en una de las principales caras de la resistencia frente al avance de la agenda trumpista a nivel nacional.

El examen lo redactará la organización conservadora Prager University. Esta plataforma es conocida por crear material educativo patriótico y que enfatiza los puntos de vista conservadores. Sindicatos de profesores ya han criticado abiertamente la decisión como una medida propagandística que desincentivará las solicitudes para enseñar en Oklahoma en un contexto donde hay falta de docentes.

El departamento de Educación de Oklahoma ha compartido algunos ejemplos de las preguntas. Pide decir, por ejemplo, cuáles son las tres primeras palabras de la Constitución, o bien explicar por qué la libertad religiosa es importante para la identidad estadounidense. Walters también dijo que se pediría a los aspirantes poner el foco en “las diferencias biológicas entre los dos géneros”. Actualmente, el estado republicano exige a todos los nuevos profesores que respondan al examen de ciudadanía de EEUU para completar su certificación.

La última de una serie de medidas polémicas

Esta no es la primera medida controvertida que protagoniza Walters. El pasado mes de noviembre, poco después de que Trump ganara las elecciones, el superintendente anunció que su estado sería el primero en devolver “la Biblia a las escuelas” ante el avance de “la izquierda radical”. También apoyó la nueva directriz que ordena a los profesores explicar en las aulas que “hubo discrepancias para reconocer los resultados de las elecciones de 2020”. Una visión que claramente refuerza las teorías de fraude electoral que Trump agitó después de perder contra Joe Biden, y que no tienen ningún tipo de base.

La libertad de cátedra de los profesores y el currículum escolar se han convertido en uno de los principales blancos de la agenda ultraconservadora de Trump. El presidente ya ha puesto en marcha el cierre del Departamento de Educación, que se encarga de financiar buena parte de los programas dirigidos a las políticas de igualdad e integración.

En la guerra cultural por imponer la agenda ultraconservadora en las escuelas del país, Oklahoma se ha convertido en una de las principales puntas de lanza. La censura en torno a temas como el feminismo o las personas LGTBIQ+ ha llegado hasta el punto de que los profesores que enseñan en este estado no pueden hacer referencia a estos temas por el riesgo de perder su licencia. Incluso antes de que Trump aprobara a nivel federal la prohibición de que las personas trans compitan en las ligas deportivas escolares, Oklahoma ya lo había hecho en 2022. Obligaba a los estudiantes a comportarse de la manera que supuestamente corresponde a su sexo.

Nex Benedict, una estudiante no binaria, murió en 2024 después de sufrir un caso de bullying tránsfobo que incluyó agresiones físicas. Walters reaccionó al suceso reforzando la narrativa de odio contra el colectivo. Aseguró que no iba a “impulsar la agenda de ideología de género”. Organizaciones de defensa de los derechos LGTBIQ+ pidieron entonces infructuosamente su destitución.