El celular de Sofía, a sus 12 años, ya no es un simple dispositivo; es una extensión de su ansiedad. La pantalla se enciende cada dos minutos, una luz parpadeante que le susurra: “¿Te lo estás perdiendo?”. Apenas unos días atrás, el miedo fue tan grande que, sin pensarlo, lo llevó consigo a la ducha, buscando una conexión que se había convertido en un salvavidas invisible. Situaciones como esta no son casualidad; son el eco de una epidemia silenciosa: el FOMO digital.

Este monstruo, nacido de las siglas en inglés Fear of Missing Out (miedo a perderse algo) según lo recopilado en el portal El Comercio, es el motor de una adicción que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), atrapa a 1 de cada 10 adolescentes.

Es la fuerza invisible que obliga a las personas a estar conec

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