México SA
Donald Trump no se cansa de meter las manos en todas partes del planeta, menos en su propio país. Amenaza, busca pleito por doquier, insulta, agrede, aplica enloquecidos aranceles, pretende apropiarse de países soberanos, invadir a otros que poseen enormes reservas petroleras, hacer un “bello y brillante paraíso turístico en Gaza” (sin gazatíes, desde luego, que para su exterminio ahí está su socio, el genocida Benjamin Netanyahu), acabar con el narcotráfico (pero no en su casa) y decenas de sandeces más, que se suman a las que cotidianamente pronuncia.
Por ejemplo, ayer dio cuenta, como si se tratara de un “éxito rotundo”, de “una acción militar contra el narcotráfico”, que apesta a ser operativo de falsa bandera, siempre con miras de presionar y atacar a Venezuela y, obviamen