Hay cosas que un presidente del Gobierno ni puede ni debe hacer en una democracia. Una de ellas es . Nos hemos acostumbrado a la anomalía de que el Ejecutivo maneje el Legislativo como si fuera una marioneta. Es una realidad que se ha hecho más lacerante con «cariño» Armengol y su solícito escudero Galindo. En este caso no hay separación de poderes y es fruto del sistema electoral, así como de la progresiva partitocracia que se ha instalado en la política española. Los diputados y senadores no son independientes de sus partidos. En muy raras ocasiones actúan en conciencia, y hemos visto cómo los diputados socialistas han tragado con la amnistía con la que muchos no estaban de acuerdo. No es lo mismo ser fiel a la dirección que serlo a un partido y sus ideas. Es estrambótico, también, que S
Otro ataque de Sánchez al Poder Judicial

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