En los viajes constantes en taxi por Valledupar se encontró una historia de Macondo, donde lo que se percibe como real es tan extraño, increíble o surrealista resultando difícil de creer, pero ante todo primó el ingenio natural de un hombre modesto en medio del susto que no estaba incluido en el recorrido.

El taxista Jaime Díaz Pisciotti, protagonista del hecho, contó lo sucedido hace más de un año cuando la noche avanzaba y recorría las calles en busca de prestar sus servicios. Pasando por Cinco Esquinas, en el centro de la ciudad, una persona de aproximadamente 45 años, le llamó la atención al solicitar llevarlo al barrio Divino Niño. Aceptó y acordaron el precio de la carrera. Entonces, el pasajero se montó en la parte de atrás iniciándose el viaje.

Lee también:

Todo andaba bien

See Full Page