Desde su origen, el feroz crimen de Candela Sol Rodríguez, de tan solo once años, ocurrido en 2011 en Hurlingham estuvo impregnado de sospechas que vinculaban su muerte con la narcocriminalidad, la corrupción policial, siempre tan presente en casos de este tipo, el poder, la política. Y hasta se especuló, y luego se plasmó en el fallo que terminó condenando a los culpables, con un ajuste de cuentas contra el padre , Alfredo “Juancho” Rodríguez, quien por entonces purgaba una condena por piratería del asfalto.

Su muerte provocó una conmoción en el país, en especial en la provincia de Buenos Aires, gobernada entonces por Daniel Scioli. La investigación del caso siempre estuvo teñida por sospechas de improvisación, desmanejo y corrupción a todo nivel.

Lo cierto es que hoy, transcurrid

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