Una masiva redada en la planta de Hyundai en Georgia resultó en la detención de entre 450 y 560 inmigrantes indocumentados, marcando un hito en la política migratoria de Estados Unidos. Este operativo, realizado el 4 de septiembre, se llevó a cabo en el complejo de baterías para vehículos eléctricos de Hyundai y LG Energy Solution, ubicado cerca de Savannah. Las autoridades han calificado esta acción como la mayor operación de cumplimiento en un solo sitio en la historia de ICE.
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), junto con su división de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI), ejecutó la redada en coordinación con el FBI, la DEA, la ATF y la Patrulla Estatal de Georgia. La intervención se realizó bajo una orden judicial relacionada con una investigación sobre presuntas violaciones laborales y contratación ilegal. Según el Departamento de Seguridad Nacional, "quienes exploten a nuestra fuerza laboral, socaven nuestra economía y violen las leyes federales rendirán cuentas".
De los detenidos, más de 300 son ciudadanos surcoreanos, mientras que el resto proviene de diversas nacionalidades. Steven Schrank, agente especial a cargo de HSI en Alabama y Georgia, confirmó que la mayoría de los arrestados se encontraban en el país sin un estatus migratorio regular. Durante la redada, se observaron agentes encapuchados y armados ordenando a los trabajadores que se alinearan mientras se realizaba el registro de las instalaciones.
La planta de Hyundai, que abarca 1.177 hectáreas, es considerada un centro estratégico para la producción de vehículos eléctricos en Estados Unidos. Aunque la construcción de la nueva planta de baterías se detuvo temporalmente, Hyundai aseguró que la producción en su planta de ensamblaje de automóviles no se vio afectada. La empresa ha manifestado su compromiso de colaborar con las autoridades y revisar los contratos con los subcontratistas responsables de la contratación de personal.
El gobierno de Corea del Sur ha expresado su preocupación por la detención de sus ciudadanos y ha desplegado personal consular en Georgia para atender a los detenidos. Esta situación podría tensar las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Corea del Sur, especialmente en un momento en que el país asiático es un aliado clave en la transición energética y la competencia en la industria de baterías.
Este operativo se enmarca dentro de la política migratoria más dura del presidente Donald Trump, quien ha intensificado las acciones contra la inmigración indocumentada en sectores como la agricultura y la construcción. Las redadas han generado reacciones encontradas, con sectores conservadores apoyando la acción y defensores de inmigrantes denunciando el impacto humano de las detenciones.
La redada en Georgia ha superado en magnitud a otras operaciones de alto perfil en las últimas décadas, estableciendo un nuevo récord histórico. Mientras tanto, la construcción de la planta de baterías, que prometía miles de empleos en la región, queda en suspenso mientras avanza la investigación federal. La situación plantea interrogantes sobre el futuro de los trabajadores arrestados y la confianza de los socios internacionales en el clima de negocios de Estados Unidos.