Para las elecciones de este domingo, al parecer, Cristina Kirchner zafó de la profecía de Javier Milei de meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo. La ex presidenta estaría convencida que ese supuesto último remache al ataúd se lo quiera poner Axel Kicillof, al que alguna vez soñó como su leal heredero.

En la cadena de desaciertos de Cristina como gran estadista sobresalen Julio Cobos, Amado Boudou, Daniel Scioli y Alberto Fernández. Pero probablemente el eslabón que más la enfurezca es el del Kicillof. Su otro heredero político, su hijo Máximo se convirtió en el brazo ejecutor de la resistencia y el revanchismo K, no tanto contra Milei, sino más bien contra el Gobernador de Buenos Aires.

"La única vez que Máximo se metió en la campaña fue para tirarle mierda a Axel. Me sorpre

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