Los elogios que el gobernador bonarense, Axel Kicillof, le prodigó en público el miércoles pasado por su papel de mediador en las sombras entre el kirchnerismo y el Movimiento Derecho al Futuro (MDF), un armado de unidad que estuvo a punto de caerse a pedazos, fueron suficientes estímulos para que el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, se quebrara de la emoción y recordara los sacrificios hasta personales que tuvo que hacer para mantener a flote y competitivo al peronismo.

La confirmación de la paliza electoral de Fuerza Patria fue una reivindicación para Massa, quien en esta ocasión no fue protagonista estelar ni recibió las luces de los flashes pero fue clave en los meses previos para reconstruir los puentes de diálogo entre dos sectores que llegaron enfrentados al extremo

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