
El puente de los Italianos , en el entorno de la calle Óscar Freire, ha reabierto tras su reforma, pero lo que debía ser una mejora de la movilidad urbana en Torrelavega se ha convertido, según numerosos vecinos y transportistas, en un nuevo foco de malestar . Las críticas, vertidas principalmente en redes sociales, apuntan a una reforma “incompleta, cara y mal diseñada” , que no solo no resuelve los problemas previos , sino que ha creado nuevos conflictos de circulación y seguridad .
Un paso más estrecho y menos funcional
“La calzada es ahora más estrecha que antes , es imposible que crucen dos camiones a la vez ”, afirma uno de los transportistas que transita habitualmente por la zona. Otros usuarios denuncian que las aceras se han ensanchado en exceso y que las nuevas barandillas metálicas , instaladas como medida de seguridad, “ comen más espacio del vial ”, limitando aún más la circulación.
Las quejas coinciden en una conclusión clara: el diseño prioriza la estética sobre la funcionalidad . “ Demasiada acera, mucha barandilla y poco vial ”, resume gráficamente un vecino. Conductores profesionales advierten ya de los efectos prácticos: maniobras más lentas, retenciones, “ espejos rotos y sufrimiento diario ”.
Un proyecto criticado incluso por su simbolismo
El proyecto ha sido defendido por el alcalde de Torrelavega, Javier López Estrada (PRC) , como parte del plan de renovación urbana, pero las críticas ciudadanas no se limitan al diseño técnico. Muchos lo interpretan como síntoma de una gestión municipal desconectada de las necesidades reales.
“Muy bonito, pero inútil”, dicen en redes sociales. “ Parece diseñado por el mismo ingeniero de los trenes que no caben en los túneles ”, ironiza otro usuario. El clamor es compartido incluso por vecinos del entorno del puente, que también denuncian el deterioro de las instalaciones deportivas cercanas , utilizadas cada semana por decenas de niños. “Mientras se presume de barandillas nuevas, los vestuarios están en ruinas ”, señalan.
Más tráfico, más caos
La preocupación ciudadana crece ante el próximo cierre del puente de acceso desde Aspla , lo que obligará a desviar aún más tráfico hacia el puente de los Italianos. “ Cuando cierren Aspla, el caos va a ser monumental ”, alerta un mensaje viral compartido decenas de veces.
En paralelo, la inquietud se extiende al Parque Manuel Barquín , donde se han anunciado nuevas obras que podrían afectar a zonas verdes . “ El último pulmón verde de la ciudad está en la mira ”, advierten vecinos organizados.
Reclaman soluciones reales, no gestos de marketing
Desde múltiples sectores vecinales se pide una revisión del modelo de intervención pública del Ayuntamiento , denunciando que los proyectos actuales “parecen pensados para la fotografía, no para mejorar la vida diaria de la gente ”. La ciudadanía reclama una planificación más técnica , soluciones pensadas en el largo plazo, y un compromiso con la utilidad real de cada actuación.
“Torrelavega necesita menos marketing y más soluciones prácticas y consensuadas ”, concluye un portavoz vecinal. La gestión pública no puede permitirse el lujo de diseñar obras que generan más problemas de los que resuelven. Porque el asfalto liso y las barandillas nuevas, por sí solas, no tapan los agujeros de fondo de una ciudad que pide ser escuchada .