Si el gobierno de la presidenta Sheinbaum realmente está interesado en seguir desmantelando redes de corrupción y criminalidad que involucren a las Fuerzas Armadas, los retos serán enormes.

El operativo del gobierno federal contra el huachicol fiscal, que dejó 14 personas detenidas (tres empresarios, cinco marinos en activo, un marino en retiro y cinco funcionarios de aduanas), es un paso muy importante en la dirección correcta. La captura de marinos de alto rango es una refrescante excepción a la tradición de impunidad militar y el enfoque del operativo —desmantelar una red de corrupción y criminalidad, y no solamente perseguir a un pez gordo que acapare la atención mediática— es digno de reconocerse.

Sin embargo, si el gobierno de la presidenta Sheinbaum realmente está interesado

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