“No voy a decir que no se han cometido errores”. Cuando Alfonso Rueda pronunció esa frase llevaba casi una hora hablando en la tribuna del Parlamento autonómico sobre la mayor ola de incendios forestales de la historia reciente de Galicia. No concretó demasiado a qué aludía su conato de autocrítica, más allá de “la situación excepcional” que se vivió. Lo que sí hizo sobre todo el presidente de la Xunta fue desviar culpas y responsabilidades. Hacia ayuntamientos y Gobierno central, hacia propietarios y Unión Europea, hacia diputaciones y hacia la demografía. Las competencias en la materia son del Ejecutivo gallego y el Partido Popular lleva 16 años consecutivos a su frente. La oposición de BNG y Partido Socialista exigió su dimisión “por incompetente”. Y el PP le respondió con insultos: “Hienas y buitres”.

Lo más parecido a una explicación de esos errores fue implícita. Rueda anunció que se reforzará la limpieza de las franjas secundarias -alrededor de viviendas-, que acelerará un plan de industria forestal en exposición desde el pasado año o que mejorará las condiciones laborales de los servicios de extinción. También que solicitará a Madrid una base permanente en Toén (Ourense) de esa Unidad Militar de Emergencias (UME) a la que el propio PP se opuso cuando se constituyó 2005. Y fue precisamente al gabinete de Sánchez el objetivo de la mayoría de los dardos que el presidente Rueda incluyó en su extenso discurso. “El Gobierno central no debe recordar el rural solo cuando arde, sino también cuando planifica carreteras o trenes”, manifestó.

La tesis de los pirómanos

Antes había disertado sobre los motivos principales que condujeron a un balance provisional de 120.000 hectáreas quemadas. No dudó en repetir el mantra habitual de la derecha de que “el monte arde porque alguien le prende fuego”. Se escudó para ello en “gente del rural que sabe de qué habla” pero, al mismo tiempo, jugó a la confusión entre incendiarios y pirómanos -pacientes de una enfermedad mental. “Es cierto que a veces son negligencias, imprudencias o despistes”, admitió, pese a todo, y después afirmó que hay 35 personas investigadas y 17 detenidas en relación con los incendios. “Espero que la justicia caiga con todo su peso”, añadió.

A continuación habló del cambio climático y presumió de que la comunidad se encuentra “en vanguardia de la lucha” contra el calentamiento global y sus consecuencias, algo que no solo niega la oposición. Expertos y ambientalistas son extremadamente críticos con la labor de la Consellería de Medio Ambiente en ese y otros ámbitos como la protección de la biodiversidad. “Ni Galicia en solitario ni siquiera España pueden obtener resultados”, se preocupó, con todo, en señalar. Y, en tercer lugar, Rueda se refirió a la evolución demográfica de Galicia, “su dispersión, despoblación y envejecimiento”. Fue ahí cuando, sin mencionarlo, remitió a Altri y el conflicto vecinal que ha provocado su plan de macrocelulosa en Palas de Rei: “Confiamos en proyectos industriales fuera de las ciudades que respetan el medioambiente”. Es precisamente esto último lo que cuestionan organizaciones ecologistas y numerosos académicos.

“Si no es responsable de nada, ¿para qué le pagamos el sueldo?”

La recurrencia de los incendios en Galicia ha generado extensa literatura sobre el fenómeno. El propio Parlamento de la comunidad lo ha estudiado en comisiones específicas que han emitido dictámenes sobre la materia. Las causas, concluyen, son múltiples y complejas, pero más o menos identificables. La oposición le afeó con dureza a Alfonso Rueda su falta de atención a las recomendaciones de expertos y que ahora vuelva a insistir en medidas que debería haber adoptado hace tiempo. “Usted estaba en los gobiernos durante las olas de incendios de 2017, 2022 y 2025 [las dos últimos como presidente] y no ha aprendido nada”, le espetó Ana Pontón, líder del BNG, a Rueda: “Si no es responsable de nada, ¿para qué le pagamos el sueldo? Esta ola es consecuencia de su incompetencia y por eso debe dimitir”.

Pontón también recordó que la Xunta ocultó durante semanas que el fuego devoraba Pena Trevinca, la montaña más alta de Galicia y un paraje de enorme valor natural . Y que no le preocupó que el vertedero de A Rúa (Ourense) ardiese sin control. José Ramón Gómez Besteiro, secretario general del PSdeG y su portavoz en el Parlamento, se sumó a la petición de renuncia de Rueda. “Es el único camino posible”, comenzó su intervención. A juicio del socialista, todo lo que dependía de la Xunta durante un mes de agosto en el que se declararon 673 incendios en 62 municipios, se quemaron 144 viviendas y más de 400 vecinas y vecinos fueron evacuadas, “funcionó a medias, incompleto”. “Usted tardó 12 días en aparecer cuando la UME estaba desde el 30 de julio sobre el terreno”, dijo, “y a partir del día 15, la negra sombre de Feijóo que lo persigue se interpuso entre usted y Galicia”.

Fue entonces cuando la estrategia del PP estatal hizo que las comunidades afectadas por el fuego solicitasen medios al Gobierno central. Lo hicieron: pidieron más de los disponibles en la Unión Europea. “Rueda puso Galicia por debajo de Feijóo”, añadió Besteiro, “y lo que se evidenció fue la falta de planificación y coordinación . El fuego no lo prendió usted, pero la responsabilidad si es suya. Debe marcharse”.

Insultos a la oposición: “Hembra alfa de un clan de hienas” y “cabecilla de buitres”

Durante la comparecencia parlamentaria de Alfonso Rueda también participó el portavoz parlamentario del PP, Alberto Pazos Couñago. Se despachó con una intervención histriónica y destemplada en la que insultó a los líderes de la oposición y a sus respectivos grupos parlamentarios sin que el presidente de la Cámara, el popular Miguel Santalices, reaccionase. “Es usted la hembra alfa de un clan de hienas”, le dijo a Pontón. A Besteiro lo calificó de “cabecilla de los buitres”.