Los Ángeles, 9 sep (EFE).- El miedo y el enojo se han instalado nuevamente en Los Ángeles ante el inminente regreso de las redadas migratorias a gran escala en el condado, donde más de uno de cada tres residentes es inmigrante y el 55 % habla en su hogar un idioma distinto al inglés.

En las últimas 24 horas, el Gobierno del presidente Donald Trump ha reiterado su intención de aumentar los operativos, tras la decisión de la Corte Suprema este lunes de echar abajo la orden de un juez federal que detuvo temporalmente las redadas migratorias basadas simplemente en la apariencia de las personas, el idioma que hablan, o el trabajo en el condado, el pasado julio.

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) dijo en un mensaje en X que seguirán “inundando” con sus agentes a Los Ángeles y las zona

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