Entrado ya septiembre, y aunque no se puede descartar que se produzcan nuevos episodios graves, hay que dar por concluida una temporada de incendios forestales de una inusitada gravedad, que ha devorado decenas de miles de hectáreas y se ha llevado varias vidas por delante. El fuego y sus horribles consecuencias se han centrado en el cuadrante noroeste de la Península, afectando especialmente a las comunidades de Castilla y León, Galicia y también a Extremadura, en la cada vez más extensa área de España a la que se aplica, con razón, el adjetivo de vaciada. Andalucía ha salido relativamente bien librada, aunque revistió una considerable gravedad el que se registró en la zona de Tarifa a partir del 5 de agosto, que calcinó centenares de hectáreas y obligó a evacuar algunas urbanizaciones y
Andalucía y los incendios forestales

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