El choque entre generaciones no es nuevo: de Don Olegario y su hijo Julio a las familias actuales, lo que cambian son los escenarios. Hoy la tecnología reemplazó a la sobremesa y desafía el diálogo.

Florencio Sánchez retrató hace más de un siglo el choque entre Don Olegario, padre rígido y tradicional, y su hijo Julio, que soñaba con la ciudad y el progreso. Aquella tensión generacional sigue viva, aunque con otros escenarios.

Hoy ya no es la ciudad la que simboliza la modernidad: es la tecnología, que irrumpió en cada rincón de nuestra vida, incluso en las fibras más íntimas de la familia.

Las brechas generacionales se acortaron tanto que ni siquiera hace falta esperar décadas: entre hermanos que se llevan pocos años aparecen lenguajes distintos, mundos que no se encuentran. El resulta

See Full Page