Entre los festejos por la paliza electoral a Javier Milei y la discusión sobre el impacto del resultado en la interna, el peronismo empieza sin ningún apuro a preparar el diseño de la estrategia de cara a los comicios nacionales del 26 de octubre con el propósito de repetir o que se acorte lo menos posible la holgada diferencia en la provincia de Buenos Aires.
La falta de apuro se explica por la intención de prolongar la onda expansiva del cimbronazo que provocó el triunfo antes de arrancar con la nueva campaña y también para hacer una pausa y no saturar al electorado. El mayor interesado en estirar el momento es Axel Kicillof, para seguir capitalizando la victoria tanto para ocupar el lugar de principal antagonista de Milei como la centralidad en el peronismo.
Uno de los puntos