La reciente redada del ICE en Georgia, que afectó a más de 300 trabajadores surcoreanos, podría tener un impacto significativo en las futuras inversiones de Corea del Sur en Estados Unidos. Así lo afirmó el presidente surcoreano, Lee Jae Myung, quien destacó que esta situación ha generado una confusión considerable para las empresas de su país. En una rueda de prensa, Lee explicó que las empresas surcoreanas en EE.UU. requieren técnicos cualificados para construir instalaciones y establecer fábricas.
"La confusión sobre la situación actual de los visados para los surcoreanos llevará a las empresas locales a cuestionarse si deben ir o no", advirtió. Además, enfatizó que esta incertidumbre podría afectar de manera considerable la inversión extranjera directa en Estados Unidos. Lee instó a las autoridades estadounidenses a normalizar el proceso de visados, sugiriendo la necesidad de garantizar cuotas suficientes o crear una nueva categoría de visados.
Los comentarios de Lee se producen en un contexto en el que los trabajadores surcoreanos detenidos se preparan para regresar a su país en un vuelo programado para este jueves por la tarde. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Corea del Sur informó que el presidente Donald Trump había suspendido temporalmente el proceso de deportación para discutir el futuro de estos trabajadores.
"El presidente Trump ha suspendido temporalmente el procedimiento para escuchar nuestra posición sobre si sería posible que nuestros ciudadanos, todos ellos trabajadores cualificados, continuaran trabajando en Estados Unidos", indicó el Ministerio en un comunicado.
El ministro de Asuntos Exteriores, Cho Hyun, comunicó al secretario de Estado Marco Rubio que lo más adecuado sería que los ciudadanos surcoreanos regresaran a casa y luego volvieran a entrar en Estados Unidos para reanudar su trabajo. La parte estadounidense aceptó esta postura y se comprometió a seguir adelante con el calendario de repatriación sin demoras.
Además, se discutió el proceso para el regreso de los trabajadores, y Trump ordenó que fueran transportados "sin esposas ni otras restricciones físicas", a pesar de las estrictas normas de escolta de Estados Unidos. La redada del jueves pasado fue una de las más grandes realizadas por las agencias de inmigración en años, lo que generó frustración e indignación en Corea del Sur, un aliado histórico de Estados Unidos que ha prometido invertir cientos de miles de millones de dólares en la economía estadounidense.