La inflación aumentó el mes pasado debido al aumento en el precio de la gasolina, los comestibles y los billetes de avión, a la vez que se incrementó el número de despidos, lo que pone a la Reserva Federal en una situación difícil, ya que se prepara para recortar las tasas en su reunión de la próxima semana, a pesar de la persistente presión sobre los precios.

Los precios al consumidor aumentaron un 2.9% en agosto con respecto al año anterior, según informó el Departamento de Trabajo el martes, frente al 2.7% del mes anterior y el mayor incremento desde enero. Excluyendo las categorías volátiles de alimentos y energía, los precios subyacentes subieron un 3.1%, el mismo nivel que en julio. Ambas cifras superan el objetivo del 2% de la Reserva Federal.

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