Puerto Rico no puede seguir viendo el colapso de hospitales en el contexto solamente de quiebras corporativas, porque lo que está en juego es el derecho fundamental a la salud, la permanencia de tratamientos esenciales para comunidades vulnerables, la equidad en el acceso a la atención médica y la vida de pacientes que dependen de estas instituciones.

El cierre de los Hospitales El Maestro en San Juan, Santa Rosa en Guayama y Lafayette en Arroyo, así como el proceso de quiebra y venta del HIMA San Pablo, son las recientes señales de un sistema hospitalario en contracción, que amenaza con frenar servicios esenciales para comunidades y debilitar la fuerza laboral de la salud en Puerto Rico.

El ejemplo más claro de esa contracción es la caída en la natalidad: de alrededor de 30,000 nacimien

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