La ONU está sumida en una enorme crisis financiera, agravada por el boicot de Washington al multilateralismo y la espantada de grandes donantes. Una decena de empleados analizan el caos desde dentro.

A pesar de que todo fueron buenas palabras entre los líderes mundiales que asistieron a la Cuarta Conferencia sobre Financiación al Desarrollo de Sevilla, celebrada el pasado mes de julio, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) atraviesa la peor crisis financiera de sus 80 años de historia. Con Estados Unidos retirado y China reteniendo parte de sus pagos, al organismo no le salen las cuentas ni para mantener la ayuda humanitaria ni para seguir con la estructura actual. Mucho ha cambiado el mundo desde el 21 de agosto de 1950, cuando los 450 primeros empleados de la ONU esperaban en la

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