Un conejo que de repente se niega a probar bocado no es un simple capricho, sino la punta del iceberg de un problema que requiere una atención inmediata. La causa de esta apatía alimentaria suele esconder un abanico de dolencias subyacentes que van desde un absceso dental o la presencia de parásitos hasta patologías crónicas como la artritis. Incluso factores ambientales, como un entorno estresante, pueden ser el detonante que lleva al animal a dejar de comer. Garantizar un entorno seguro es clave, ya que los animales son sensibles no solo al estrés, sino también a que pueden encontrarse en lugares insospechados.

De hecho, todas estas posibles causas convergen a menudo en una misma consecuencia grave: el íleo. Se trata de una condición en la que el sistema gastrointestinal del conejo re

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