Un perro nervioso que muerde los muebles o se muestra apático no siempre tiene un problema de adiestramiento. A menudo, la raíz de su malestar se esconde en algo tan cotidiano como sus paseos. La falta de salidas adecuadas puede desembocar en problemas graves de comportamiento que van desde el estrés y la ansiedad hasta la agresividad, señales inequívocas de que el animal no está liberando la energía física y mental que necesita. Por ello es fundamental saber interpretar su lenguaje corporal, ya que de que algo más profundo no funciona correctamente.

De hecho, las consecuencias de una rutina deficiente van más allá de la conducta. La obesidad y las dolencias articulares son otras de las secuelas directas de un ejercicio físico insuficiente , lo que demuestra que la calidad de los pase

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