Medio siglo después de que Avándaro fuera vilipendiado como una amenaza moral, México vuelve a convertir la música en chivo expiatorio. Las pequeñas pero significativas protestas de la semana pasada por parte de artistas y trabajadores de foros apenas se registraron —su silencio desde el poder importa— porque la libertad cultural es el amplificador de la democracia.
El eco de Avándaro frente al silencio presente
Cincuenta y cuatro años después de que el “Woodstock mexicano” reuniera a cientos de miles de jóvenes en campos embarrados, el país vuelve a debatir lo mismo: ¿es la música una amenaza o un espejo? El estreno de la película Autos, mota y rock ’n’ roll de José Manuel Cravioto —un falso documental que revisita Avándaro— debería haber provocado reflexión. En cambio, las modestas m