Un nuevo trabajo académico revela que el negocio ilegal genera ingresos anuales por 15,300 millones de dólares: equivalente al 4,2% del PIB del país sudamericano
Entre la fatiga causada por la noticia de la desertificación de Colombia por parte del Gobierno estadounidense —que retira al país de su lista preferencial de aliados en la lucha antidrogas— y el notable aumento confirmado en las áreas cultivadas con hoja de coca, la sociedad se halla en un estado de estupor. Ninguna fórmula parece funcionar en esta batalla crónica contra el narcotráfico. Ni el abordaje policivo militar de la derecha tradicional, ni el desordenado voluntarismo con el que inició la izquierda de Petro, han dado resultados.
En medio de este auge vertiginoso, el economista Daniel Mejía está próximo a publicar un