GÜIRIA, Venezuela (AP) — En la Península de Paria de Venezuela, un idílico tramo de costa caribeña, es un secreto a voces que los barcos que parten de sus puertos pueden transportar drogas o pescado.

Los residentes dicen ignorar quién es el dueño de la carga ilegal, pero saben cuándo el negocio va bien porque la gente sale a comer, se arregla el cabello y las uñas y compra carne cara. También admiten que nada de esto ha sucedido desde que el Ejército de Estados Unidos atacó uno de esos barcos a principios de este mes.

Se conocen pocos detalles sobre el mortal ataque lanzado el 2 de septiembre contra un barco que, según el gobierno del presidente Donald Trump, partió de Venezuela transportando drogas y a 11 miembros de la banda Tren de Aragua, lo que ha alimentado la especulación. Los pes

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