Hay personas que te acompañan toda la vida. Esto no quiere decir que hagan contigo todo el trayecto, que caminen siempre a tu lado y no se separen de ti, que se detengan cuando tú lo hagas o que cambien de rumbo cuando sientas que la dirección no es la correcta. Tampoco quiere decir que te respondan al teléfono de forma inmediata o que compartan contigo las largas tardes de domingo. Las personas que te acompañan toda la vida no tienen por qué actuar así, porque el viaje es tan largo y hay tantas distracciones que hasta puede que incluso seas tú quien se desvíe del camino y te olvides de la compañía. Sin embargo, esas personas a las que me refiero, siempre están presentes, de alguna u otra manera, aunque no lo estén físicamente, aunque no las veas ni pasees con ellas ni tomes un café o una
Un banco lleno de pipas

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