Entramos en otoño con tambores de guerra. Netanyahu arrasasa Gaza y Putin provoca a Europa sin soltar la presa de Ucrania. Palestina es un Estado fallido en manos de Hamás, culpable original del desastre, y Europa aparece desconcertada y débil sin ningún líder de provecho en este peligroso momento histórico. Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno español, no pinta ya nada en la crisis europea, y se ha erigido, con el aplauso de Hamás, en paladín de la causa palestina y en enemigo público de Israel y del presidente de Estados Unidos. Pero es un político débil, prácticamente desahuciado, sin apoyos para seguir gobernando y que se agarra, desesperadamente, a la pancarta del «¡No a la guerra!» -¿quién puede estar a favor de la masacre de Palestina?- y al uso tremendo del término «genocidio»
El otoño del presidente

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